A los pies del Moncayo, en una tierra pedregosa y de baja fertilidad se asentó Guelbenzu hace más de 20 años en una finca, la Lombana, con 46 hectáreas de viñedo.
Una de las preguntas que más nos hacen en Guelbenzu es qué significado hay detrás de las formas de nuestra etiqueta. La etiqueta tiene una estructura recurrente que se repite en cada uno de los vinos Guelbenzu y que responde a una simbología que, hoy por hoy, es uno de los elementos más distintivos de nuestra bodega.
Nuestra enóloga, Milagros Rodríguez, siempre afirma con pasión: “Un vino digno de recordar, comienza en el viñedo”. Milagros encontró su camino hacia el mundo del vino de manera inesperada después de graduarse en biología.
La historia de Guelbenzu se remonta a 1851, cuando se tiene constancia del pago de impuestos por cántaros de vino vendidos por D. Martín María Guelbenzu.